Música para los funerales de una reina

Tenemos pocas referencias biográficas sobre Pedro de Escobar (c. 1465-c.1554). Fue cantante en la Capilla de la Reina Isabel , ocupó el cargo de Maestro de niños en la Catedral de Sevilla y en dos etapas distintas estuvo ligado al servicio de la corte de su Portugal natal.

Su misa de difuntos, que forma parte del manuscrito 2/3 de la Catedral de Tarazona, es la más antigua en la historia de la música española. Este es uno de los argumentos que apoyan la tesis de su interpretación en los funerales de la reina Isabel la católica, pues los siguientes réquiems son posteriores a su muerte en 1504.

Recogemos a continuación los comentarios sobre la obra de la musicóloga y transcriptora de la obra, Virgina Florentín:

«La obra de Escobar está construida sobre las melodías gregorianas del oficio de difuntos, de ahí que al inicio de los números oigamos el comienzo de su correspondiente canto llano (la llamada «entonación»), inmediatamente seguido por la sección polifónica. El estilo resultante de su contrapunto es sobrio y claro (como la propia corte castellana) envolviéndonos en una serena y luminosa atmósfera de piedad. Aunque la fecha nos contextualice en pleno Renacimiento, hay largos pasajes (especialmente en el Offertorium) cuya sonoridad por cuartas nos devuelve al mundo medieval.

Los textos de la misa merecen especial atención, pues antes del Concilio de Trento (1545-1563) los compositores disponían de libertad para elegir los pasajes. A partir de la reforma trentina, el esquema quedará fijado y se considerará herejía no respetar la norma escolástica al respecto. Así pues, todavía con libertad de elección, Escobar decidió poner en polifonía ocho textos, de los cuales dos (Tractus y Communio) no coinciden con la regla trentina y uno (Offertorium) tiene importantes variaciones en la letra.

En cuanto a la reconstrucción litúrgica, todos los cantos proceden de fuentes españolas del siglo XVI y XVII conservadas en la Biblioteca Nacional de Madrid. Destaca especialmente la Sequentia, original melodía que difiere por completo de la que tradicionalmente aparece en el uso romano.

Los dos responsorios finales (Francisco de la Torre, 1460-1505 y Juan de Anchieta, 1462-1523) proceden del mismo manuscrito que la misa de Escobar y completan el Oficio de Difuntos. Son el complemento de la misa, pues, una vez concluida la misma, continúan las plegarias hasta la salida del féretro de la iglesia y durante el cortejo fúnebre hacia el camposanto que, en el caso de nuestra ilustre difunta comenzó en Medina del Campo y concluyó en Granada, recorriendo diversas villas de su reino para recibir la última pleitesía de sus súbditos.

I. Missa pro defunctis

Introitus: Requiem aeternam (P. de Escobar)

Kyrie elyson (P. de Escobar)

Collecta

Graduale: Requiem aeternam (P. de Escobar)

Epistola

Tractus: Sicut cervus desiderat (P. de Escobar)

Sequentia

Evangelium

Offertorium: Domine Iesu Christe (P. de Escobar)

Prefatio

Sanctus (P. de Escobar)

Pater Noster

Agnus Dei (P. de Escobar)

Communio: Absolve Domine (P. de Escobar)

Postcommunio

Responsorium prodefunctis et dimissal: Ne recorderis (F. de la Torre)

II. Absolutio super tumultum

Libera me Domine (J. de Anchieta)